Ay, Marruecos

Colores de mi suave paso sobre un país de contrastes

viernes, enero 20, 2006

Robando el silencio

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miércoles, enero 04, 2006

Árabe, francés, lo que viene y va y los sueños

Hola,

Hace unos días que me desperté con la banda sonora de este país... Es ese rezo desgarrado que llama a rezar a las 5 de la mañana y al que ya me había acostumbrado. Lo peculiar no fue despertarme, sino lo que estaba soñando... Por primera vez en todo el tiempo que llevo aquí soñaba con este país, con la gente que me rodea aquí, los nuevos amigos -de momento no hay enemigos- y lo que echo y no echo de menos en España... Ay, Marruecos...

Y llegado a este punto te planteas qué queda de mis noches de fiesta en Salamanca, de la facultad, de los agobios, de las prisas, de comer en veinte minutos... Se cerró la puerta... una puerta. Venir aquí marcó el inicio de un pasillo con muchas puertas que iré abriendo. Esperemos llegar a buen puerto... Seguro que algún marco me llevo con la cabeza...

La prisa mata: Me ha quedado claro que vivir aquí es renunciar a la prisa. "La prisa mata" es la frase que mejor sabe decir un marroquí en perfecto castellano. Al principio te la tomas como un intento de mal de ojo de un guía falso que quiere acompañarte a dar una vuelta por la kashba y del que pasas, naturalmente, de largo (recuerdo los timos ocasionales...). Pero después te das cuenta de que es una filosofía impuesta por el sol, por Alá o alguien que tiene mucho poder... porque aquí todo el mundo es lento... digo lento, lentísimo...

Ojos así: Merzouga y el desierto. Hace un tiempo que estuve en el desierto... 10 horas de coche para llegar a la mitad de la nada y otras dos de camello (que sufrió especialmente mi rabadilla) hasta llegar a la mitad de más nada. Y en la nada, de nuevo la luz... Se fue poniendo la noche y la arena cambiaba... Primero roja, luego naranja, luego amarilla, luego marrón... Al final negra. Solo negro en la tierra y azul en el cielo con las estrellas. Más estrellas que nunca desde una noche seca, fría y sin una sola nube en el cielo. Renuncio a la autoría desde este último párrafo. Tras releerlo me parece especialmente cursi. Para poder entenderlo venid a verlo con vuestros propios ojos. Hablando de ojos... ojos así... El desierto me ha ayudado a entender porque Shakira se desmarcó cantando a los ojos negros de un nómada del desierto... Ummm, hay que dormir en una jaima, recomendado.

Y recordarte día tras día: En Diciembre, ya del año pasado, vino Manu a visitarme... No sé qué visitó más, si a mí o a mi realidad, porque solo pude cogerme un día de vacaciones. No obstante hicimos todo lo imposible por visitar todo lo posible. Fuimos a Marrakech... Marrakech es la Marbella de Marruecos pero sin Porto Banus y respetando los tan constantes contrastes de Marruecos. La locura se apoderó del ambiente... Nada más bajarnos del tren nos ofrecieron taxis a todos los precios posibles para llevarnos al hotel. Paseamos y paseamos hacia nuestra pequeña habitación cruzando la sorprendente plaza de Dja El Fna... Nuestro Riad (una especie de casa rural restaurada del sigo XVI) era bastante acogedor a la par que romántico y tranquilo. Perdido en la mitad de la Medina, nadie diría que llegaríamos a un lugar dónde no se oía el bullicio de Marrakech. Marrakech gira en torno a la plaza Dja El Fna y está llena de todo aquello que habíamos visto en las películas de Marruecos: telas, colores, encantadores de serpientes, cuenta cuentos, ... Al grito de ¿Español? ¿Español? ¿Cómo estás? Bienvenido a Marruecos. ¡Pasa, pasa... sólo mirar, sólo mirar! ¿Quieres chocolate? nos volvieron completamente locos. Acabamos con la cabeza como un bombo y solo queríamos descansar. Tomar un café sin negociar el precio y ver caer la tarde en Marrakech desde una terraza a la luz de luna (joer, pues si que voy cursi hoy, lo dicho...). He aprendido a evitar los timos... pero finalmente nos dejamos timar por un chavalín que nos llevó a ver las curtiderías. Entre lo agotados que estábamos de esquivar y bromear con timadores y que no aparecían los dichosos barrios de los curtidores, optamos por dejarnos llevar. Al final no nos salió nada mal y obtuvimos un guía majete por no mucho dinero. A veces es mejor no poner resistencia. De todas formas, Manu se empezó a fusionar con el ambiente y terminó regateando como si lo hubiera hecho toda su vida. Yo ya tengo mi soltura y la verdad es que sales bastante contento después de cerrar una compra al 10% del precio inicial, cuando incluso en las guías te dicen que puedes alcanzar un 60%. A continuación imagínense ustedes el siguiente relato como una sonrisa en la boca y sin dejar de mantener un buen tono

- ¡Qué dices, 100 Euros! Yo soy de Rabat. Yo quiero precio de aquí, no de turista - yo
- ¿Cuánto pagas? - vendedor
- 10 Euros, como mucho. Y ya me parece mucho.
- ¡10 euros! ¡Eres un ladrón! Yo tengo familia.
- ¡Ladrón yo! Me estás pidiendo 100 Euros, ¿quién es el ladrón?. Venga, te doy 15 y último precio. Yo también tengo familia
- No, 15 es muy poco. ¡90!
- Nada, veo que me tratas como un turista. ¡Me voy! - Digo eso y empiezo a salir de la tienda.
- Noooo, espera... a ver ¿cuánto quieres pagar? Te hago precio "democrático"
- ¿Precio democrático? Sí, sí, ya sé yo lo que tu llamas precio democrático... a ver... a ver... No, lo dejo, en serio... Venga, 30 euros y me lo llevo
- 50
- 40 y es mi último precio
- De acuerdo.

Ahora trata de imaginar lo mismo durante toda la mañana con cada cosa que quieras comprar mientras haces tus compras de Navidad... La paciencia... En fin... terminas cansadísimo. Encima intentarán darte pena, hacerse los ofendidos, hacerse tus mejores amigos, preguntarte si eres del Barça, del Madrid, ... lo que haga falta...

Pero Manu finalmente se fue y retomé mi realidad con mi novio y también mejor amigo lejos de aquí... Guardo los recuerdos como se guarda la energía entre los discos de zinc, latón y cobre de una antigua batería de Volta. Rabat, Marrakech, Casablanca... una dosis de "estar muy muy bien" para pasar al "estar bien" en lo que nos volvamos a ver... Próximo destino: Semana Santa: DAKAR.

Repetí destino, y el fin de año en Marrakech fue con 12 compañeros (uno por uva), con uvas y un intrépido yo mismo rompiendo mi timidez absoluta y dando las campanadas, con carrillón y cuartos incluidos con una bandeja y un tenedor...

Ay Marruecos... y ay de todas las cosas que le pasan a uno. Una reflexión: Hoy paseaba un tanto perdido en mis pensamientos a pagar mi factura de Internet por la Avenida de Mohamed V. He ido sin mirar, sin pensar por dónde iba... Eso solo puede ser síntoma de que vivo aquí y ni me he dado cuenta (eso, y los sueños del primer párrafo). Dice una canción: "Yo soy un moro judío que vive con los cristianos..." David sabe de quién hablo (y Manu también)... Yo, en cambio, creo que soy un moro cristiano que vive con los moros moros...